viernes, 21 de septiembre de 2012

[dietario].[holocausto español durante la guerra civil (1936-1939)]. [valentín-h. medina rodríguez].









En otras palabras, mientras que Franco estaba llevando a cabo una "guerra de aniquilación" programada, la República "democrática" se veía obligada a tomar medidas desagradables para garantizar su supervivencia. Esta insistencia en que el terror del Estado franquista fue siempre "peor" que su homólogo republicano da como resultado algunos de los pasajes más perturbadores del libro. Tomemos como nuestro ejemplo el tema de los trabajos forzosos. El holocausto español se apresta a condenar "las condiciones esclavistas" de los batallones de trabajos forzosos franquistas, pero se muestra mucho más circunspecto sobre los campos de trabajo establecidos por el Servicio de Investigación Militar (SIM), la brutal policía secreta militar republicana. En su impresionante estudio de 2001, Francesc Badia detalló las bárbaras condiciones que existieron en los seis campos de trabajo controlados por la sección catalana de la SIM a partir de abril de 1938. En estos campos, que acogieron de siete a ocho mil prisioneros en detención administrativa, la disciplina era extrema y los castigos, ejemplares: a los prisioneros se les pegaba un tiro por decir que estaban demasiado enfermos o tenían demasiada hambre para trabajar. Peor aún, las autoridades de los campos utilizaban la táctica de ejecutar a los miembros restantes de una brigada de trabajo de un prisionero que hubiera logrado fugarse a fin de disuadir al resto de emprender nuevas fugas. Juan Negrín era consciente de lo que estaba sucediendo, ya que la ejecución de trece prisioneros (incluidos seis anarquistas) por dos fugas en el campo de Omells de Na Gaia (Lérida) el 8 de mayo de 1938 provocó protestas del ministro Segundo Blanco, de CNT-FAI. Sin embargo, el primer ministro socialista se negó a promover una investigación y las condiciones dentro de los campos de la SIM fueron atroces hasta que la resistencia republicana en Cataluña se vino abajo en 1939 (p.6).

...Además, aunque Preston lamenta el "coste humano del trabajo forzoso", no reflexiona sobre el hecho cierto de que fueron los republicanos quienes fueron pioneros en el empleo de los trabajos forzosos durante la Guerra Civil: el primer campo de trabajo estable se inauguró en Totana (Murcia) en abril de 1937. No fue concebido como una medida temporal durante la guerra, ya que en el recurso a los trabajos forzosos por parte de la República subyacía la idea de que podía reformarse a los enemigos políticos por medio del trabajo duro. Así, los prisioneros recién llegados a Totana eran recibidos en la entrada con un cartel que decía: "Trabaja y no pierdas la esperanza". Difícilmente puede considerarse esto como una prueba de la restauración de un sistema de gobierno democrático (p.6).



NOTAS
  1. RUIZ, Julius: "Vino viejo en odres nuevos", Revista de Libros, 180 (diciembre 2011), 3-6.














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