[dietario]. [rosa montero/los políticos]. [valentín-h. medina rodríguez].

Siento debilidad por esta mujer. Inteligente, apasionada y bastante objetiva. Para mí es una referencia ineludible en la última página del periódico El País, y del periodismo español en general.  

LOS POLÍTICOS

Aumenta día tras día la desconfianza hacia los políticos; y crecen también las voces de alarma que sostienen que hablar siempre tan mal de ellos conduce a la ruptura del sistema democrático.Tienen su punto de razón y es cierto que la credibilidad del sistema está en juego. Como yo pienso que la democracia es sin lugar a dudas el mejor marco social, quiero decir aquí que a mí los profesionales de la política me parecen extremadamente respetables y necesarios [aquí discrepo: los mandatos tienen que ser limitados siempre, precisamente para evitar esto]. Lo que no me gusta son estos políticos, o la forma de hacer política que se ha implantado en este país. Hace poco, César Molinas sacó un artículo demoledor (http://politica.elpais.com/politica/2012/09/08/actualidad/1347129185_745267.html) que ha sido criticado ferozmente, prueba de que puso el dedo en una llaga, y que, entre otras cosas, viene a decir (traducción mía de un texto largo) que nuestros partidos se han convertido en empresas dirigidas al lucro de sus socios, en contra del interés general y con negocios vidriosos (y no veo espíritu de enmienda: mira Eurovegas y el megaparque catalán).

Gabriela Cañas, en otro gran artículo (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/09/15/actualidad/13477462259_451325.html), habla del peso de la sociedad mediática. Cierto: en las democracias avanzadas los partidos se asemejan cada vez más, y el mensaje ha sido suplantado por la pura apariencia. No importa lo que se hace y ni siquiera lo que de verdad se dice, sino el eslogan, la imagen comercial, salir en los medios; por eso los partidos son cada día más sectarios, porque, sin contenidos que discutir, solo cabe la adhesión irracional del forofo. A este mal, que es común, nosotros le hemos añadido el toque cañí del pelotazo. En fin, nuestros políticos no son los únicos culpables, pero forman parte del problema [creo que son el problema principal: en sus manos está el legislar y el gobernar, y, por tanto, de ellos depende adecuar las leyes a la realidad social, para hacer de esta un espacio mucho más justo y más transparente y más limpio de tanta jodida podredumbre que nos rodea; a lo que se añade el valor de su ejemplo moral, que algunos lo dan]. ¡Hay que cambiarlos! Probemos con un sistema electoral mayoritario y listas abiertas.

NOTAS

1. El País (Madrid), 25.9.2012.
2. Las palabras que van entre corchetes y subrayadas son añadidas por mí al texto.