PARTE PRIMERA
THOMAS STEARNS ELIOT
DJUNA BARNES
I
PRÓLOGO DE T. S. ELIOT [1937]
...Me parece que todos nosotros, en la medida en que nos aferramos a objetos creados y aplicamos nuestra voluntad a fines temporales, estamos roídos por el mismo gusano... [p.11]
II
-Un momento-respondió el doctor-. La pena del hombre va cuesta arriba. Cierto, es muy pesada de transportar, pero también es pesada de conservar...Confusiones y angustias vencidas, ahí nos tienes a todos y cada uno de nosotros...[p.35]
III
-El hombre no necesita que se le cure de su enfermedad individual; lo que debería preocuparle es su mal universal [p.45]
IV
Ella parecía saber poco o nada del cinismo o de la risa, ese segundo caparazón en el que se refugia el ser cuando es desarmado...[p.67]
V
...Dos sentimientos la movían: amor y deseo de anonimato, tan imbricados el uno en el otro que era imposible separarlos [p.69]
VI
El amor se convierte en depósito del corazón,...[p.70]
VII
-Para nuestros amigos, morimos todos los días-contestó él-. Pero para nosotros sólo morimos al final...Cuando nacemos , nacemos tan sólo a la libertad de la casa, toda nuestra vida no es sino el camino hasta el lugar de la ejecución y la muerte...¡Cuanto más no ha de asaltarles el sueño caminan en la oscuridad! [p.113]
VIII
...Cuanto más averiguamos acerca de una persona menos sabemos...[p.129]
IX
...En realidad, no hay hombre que desee la libertad. El hombre adquiere un hábito con toda la rapidez posible. Es una forma de inmortalidad [p.129]
X
...La piedad es temporal, es decir, que muere con la persona; un hombre digno de piedad es el último eslabón de sí mismo...[p.134]
XI
"Hay personas-prosiguió-que necesitan permiso para vivir...La vida de cada cual le es propia de un modo peculiar cuando uno la ha inventado[p.135]
NOTAS
- Le edición utilizada aquí es: BARNES, Djuna: El bosque de la noche, Prólogo de T.S. Eliot [1937], Barcelona: Editorial Seix Barral, S.A., 1987.
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