Por la singularidad de ciertas personas, algunas, o muchas, de las restantes, les procurarán hacer la vida imposible. Abunda la vulgaridad, y no así las recompensas. A las primeras de cambio los obesos cerebrales pierden el respeto y se mean encima de la excelencia.
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Ninguna explicación te servirá tanto como la experiencia. Ella te enseñará, por ejemplo, la triste luz del olvido.
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Aquel día perdí todo lo que de sentido tenía la vida para mí; y lo transformé en una simple reminiscencia. Cualquiera puede decir esta frase; o ya la habrá pronunciado. ¡Oh, las celdas de castigo interior de cada ser humano!
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Estoy más hecho polvo de lo que pensaba: cada día aumenta mi propia represión para que no me venza el grito férvido.
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El abrazarse unos a otros está en la naturaleza de esta gente, no conocen otra clase sino la suya (John Ashbery: de su poema Sortes Vergilianae).
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