Estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871
A veces los desgraciados avatares de la Historia. Nicolás Estévanez, demócrata y republicano, y siempre antitotalitario. Prefirió la decencia, renunciando al ejército español por el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina cubanos, matriculados en el primer curso, un tal día de 27 de noviembre de 1871, en La Habana; después de haber sido arrestados dos días antes inculpados de deshonrar la sepultura del periodista de origen español Gonzalo Castañón, y en el contexto de la Guerra de los Diez Años: guerra civil entre los partidarios de la independencia de la colonia y los anexionistas defensores de que Cuba siguiese incorporada a España.
Reitero que Estévanez prefirió la honradez individual y la justicia al oportunismo colectivo de una capital, y de todo un territorio, que se resistía a dejar de ser español. Lo trágico de esta historia es que este declarado defensor de la libertad de los individuos y de los pueblos todos, ahora se haya convertido en otro símbolo más, manipulado al estilo de José Martí, del régimen castrista totalitario: contrario radicalmente a la ideología que defendió nuestro coterráneo.
Reitero que Estévanez prefirió la honradez individual y la justicia al oportunismo colectivo de una capital, y de todo un territorio, que se resistía a dejar de ser español. Lo trágico de esta historia es que este declarado defensor de la libertad de los individuos y de los pueblos todos, ahora se haya convertido en otro símbolo más, manipulado al estilo de José Martí, del régimen castrista totalitario: contrario radicalmente a la ideología que defendió nuestro coterráneo.
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