sábado, 5 de mayo de 2018

[dietario]. [juan rulfo o el silencio ganador]. [valentín-h. medina rodríguez]






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JUAN RULFO O EL SILENCIO GANADOR



Este ensayo, breve y nada pretencioso y alejado de mi quehacer como profesor de Historia e historiador, solo pretende acercar al lector desde la única óptica de otro lector, algunos aspectos del mundo literario y personal del famoso y totémico escritor mejicano Juan Rulfo (JR): Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno (Apulco, distrito del municipio de Saluya, Estado de Jalisco, 16 de mayo de 1917-Méjico Distrito Federal, 7 de enero de 1986). 

Su pronta renuncia a seguir escribiendo novelas, cuentos y guiones de cine (El despojo, 1960; El gallo de oro, de 1964, y La fórmula secreta, del mismo año, y recopilados en 1982), lo convirtieron pronto en un bartleby. Un escritor atrapado en el Laberinto del No ("Preferiría no hacerlo"). Brillante definición que, al menos donde yo alcanzo, conozco de la mano del escritor Enrique Vila-Matas en su famosa obra Bartleby y compañía.

Su obra quedó marcada a fuego, incluso la fotográfica, por su trágica niñez, adolescencia y primeros años de juventud. La temprana muerte de sus padres y de su abuela cuando solo era un niño, coincidió con el inicio de la Guerra Cristera (ya en el Méjico posrevolucionario), que, en su primera fase se extendió desde 1926 hasta 1929, continuó en 1934 (no obstante de manera menos intensa y más dispersa) y culminó cuando el último cristero se rindió, en 1940. 

La Cristiada se conformó como un conflicto armado, sangriento (con más de 200.000 muertos), y de base religiosa. La puesta en marcha del mismo tuvo que ver con la llamada Ley Calles (por el general Plutarco Elías Calles, presidente de la República): que establecía la limitación del culto católico y el poder de la Iglesia católica en el Estado. La contienda enfrentó a un ejército engrosado principalmente por campesinos y rancheros de Jalisco y Durango (regiones fuertemente marcadas por el conflicto, sin dejar de lado otras zonas conflictivas del Centro-Oeste) y al ejército federal comandado por el general Joaquín Amaro Domínguez, a la sazón secretario de guerra del gobierno de Elías Calles.

Fue JR, como consecuencia de lo expuesto, un ser solitario, taciturno, triste, silencioso, esto es, alguien que creció hacia dentro. Y sus creaciones narrativas, pura prosa poética por su lenguaje sonoro y preciso y lleno de imágenes, tan corta como turbadora, vienen determinadas asimismo por la plamación de un mundo de violencia, dolores, soledad, murmullos, fantasmas, seres  marginales y errabundos; de muerte, de magia, de realismo histórico, de una total desolación en un mundo creativo reforzado por la fantasía desbordadora que logra transmitir.

Sobrevivió a todo (a la muerte temprana de sus seres queridos, a la guerra, a la ruina económica familiar a causa de la reforma agraria impuesta por la Revolución, al desprecio de otros escritores, al continuo cambio de profesiones...) gracias a la lectura, a la escritura, a la fotografía y al alcohol durante un tiempo. Se convirtió en un alcohólico que tuvo que ser internado para ser redimido de sí mismo.

Sus dos obras cumbres fueron El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955). Con ellas JR contribuyó a la modernización de la narrativa mejicana, al lado de otros escritores de la talla de Agustín Yáñez Delgadillo y José Maximiliano Revueltas Sánchez. Tres autores que se ocuparon del acontecimiento histórico de la Guerra de los Cristeros. Otra de las denominaciones con la que se conoce esta feroz batalla.

Pero, ¿qué publicó Rulfo antes de 1953? Varios cuentos que, por orden cronológico, son los que siguen: La vida no es muy seria en sus cosas (1942); Nos han dado la tierra (1945); Macario (1946) y La cuesta de los comadres (1948). Excepto La vida no es..., el resto de relatos fueron recogidos en El llano en llamas. Libro que lo acredita como un maestro del cuento moderno no solo en lengua castellana sino también de las letras universales.

El llano en llamas reúne, en la versión que yo manejo (Barcelona: Editorial Planeta, S.A., 1987, en su tercera edición), 17 cuentos, y que llegaron a ser 18 en la edición de 1969. El cuento que se incluía entonces llevaba por título Un pedazo de noche. Cuento este que fue el único fragmento que se publicó de la primera novela que escribió JR, la cual destruyó, y que tituló El hijo del desconsuelo. Un volumen que se ha traducido a varias lenguas como el polaco, el alemán, el italiano, el francés, el checo... Lo que indica que estas narraciones adaptadas al medio rural mejicano y que refleja la vida miserable del campesinado que lo habita; llenas, a su vez, de venganza, muerte, tiranía, violencia y pobreza, alcanzan una dimensión de lo humano que las hace comprensibles en otras latitudes con otros contextos socioeconómicos. 

Y "Luvina" (espacio físico que existe realmente en la Sierra Juárez, en el Estado de Oaxaca) se convirtió en el nexo creativo que inspiró Pedro Páramo (PP,1955). En este cuento-lugar encontró Rulfo la inmovilidad, la resignación, la tierra abandonada; en definitiva, la atmósfera que le llevaría a su obra cumbre. Tanto en este texto como en el resto de los cuentos, los procedimientos utilizados en ellos (y que no vienen al caso enumerar) adquieren toda su plenitud en la novela. No se puede desgajar el mundo literario rulfiano en géneros, porque conforma un todo compacto.

PP es un continuo hablar interior, una sucesión de silencios, donde la simultaneidad del tiempo marca lo que sucede, los actores del relato son todos ficticios y donde los monólogos están narrados (a saber: "la narración la empieza a contar un muerto a otro muerto", dixit Rulfo). Respecto a  Comala ("lugar sobre brasas") adquiere una  doble dimensión: cielo e infierno; en el que -continúa explicando Rulfo-"no viven más que ánimas, donde todos los personajes están muertos, y aun quien narra está muerto". Según él el héroe central "es el pueblo", no Pedro Páramo. 

Por otro lado, los personajes clave, Juan Preciado y Pedro Páramo, permiten un entrecruzamiento de dos tiempos y de dos historias dentro de la estructura de la novela: el viaje a Comala y el fallecimiento del primero, más el ciclo temporal del cacique Pedro Páramo, que controla el sur de Jalisco. El resto de protagonistas, esto es, el padre Rentería, Miguel Páramo, Dolores Preciado, Susana San Juan y Abundio Martínez, al igual que los citados, viven en un desplazamiento permanente. 

Otro elemento fundamental que estructura la narración de PP es el tema religioso: la falta de fe de los personajes en el cristianismo, y el tratamiento que este confiere a la muerte y al mundo del más allá. En opinión de JR: "En México se le teme a la muerte, pero al mismo tiempo el pueblo se burla de ella".

Cuando JR se refiere al nacimiento de PP lo hace aplicando la palabra "irracional". Dice: "Fue una cosa intuitiva y producto puramente de la imaginación. Adquirió vida propia hasta que logró separarse del autor y tomar su propio camino...Lo único que hice fue seguirlo. En ningún momento lo forcé...No intervine yo...".

PP supone una ruptura con el realismo narrativo. Y es tan grande su influencia que está traducida a múltiples idiomas. Goza, pues, de larguísima vida.

Hay personas que creen que solo se lee para adquirir conocimientos o como una actividad puramente intelectual. Y no es así del todo. Leer es un entretenimiento que nos divierte, nos emociona, nos hace pensar, nos causa risa, llanto, nos entusiasma, nos vivifica con las palabras dichas..., y nos humaniza. Lo podemos comprobar con las historias que nos cuenta Rulfo. Un escritor con personalidad propia (piensa y escribe con originalidad). Un narrador de inteligencia cultivada y lleno de sensibilidad. Un creador de historias que se distingue por la elegancia y pulcritud de su lenguaje, por su potente ingenio poético. 

Siempre que lo releo, lo veo instalado en el desengaño y en la oscuridad interior, pero no dejo de sentir que una vez más las palabras, en manos de quien sabe combinarlas con maestría, pueden seguir conmoviéndonos (por ejemplo: su mensaje abre las vías que permiten un mayor conocimiento del hombre y del mundo en permanente conflicto).

El cultivo de la fotografía supone una extensión en imágenes de su cosmovisión narrativa. Magnífico fotógrafo en blanco y negro. Y no menos diligente articulista en periódicos, cuyos artículos fueron recopilados en 1984 bajo el sugerente y rulfiano título: Para cuando me ausente. 

Finalmente, su labor literaria fue reconocida con el Premio Xavier Villaurrutia por PP, en 1955. El gobierno de Méjico, en 1970, le otorgó el Premio Nacional de las Letras. Ya en 1983 fue merecedor del Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Un premio lleva su nombre desde 1991 en Méjico: el de Literatura Latinoamericana y del Caribe.








  






















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