Para mí esta imagen tiene un solo culpable: el gobierno de Canarias. Un Gobierno vergonzoso, que habita en el contenedor de lo más despreciable, y que abochorna a todos los canarios que creemos en los Derechos Humanos. Es una fotografía y es un juicio, a la misma vez, con resultado de culpabilidad del repugnante relativismo ético en que vivimos. Retrata no solo una situación, sino un intolerable agravio contra la verdad, en la que creo firmemente, de "que todos los hombres son creados iguales"; como así se recoge en la Declaración de Independencia de los EE.UU. [4 de julio de 1776]. ¡Qué pena que haya que irse tan lejos en la Historia para recordar un derecho natural tan elemental y tan machacado!
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