De hecho percibió [Nietzsche] como pocos que, sin Dios, sonaba la hora del desierto, del vacío total, del nihilismo completo. Acudió a tres certeras metáforas para ilustrar las consecuencias de la muerte de Dios: se vacía el 'mar', es decir, ya no podremos saciar nuestra sed de infinitud y trascendencia; se borra el 'horizonte' o, lo que es igual, nos quedamos sin referente último para vivir y actuar en la historia, se esfuman los valores; y, por último, el 'sol' se separa de la tierra [Tierra], es decir, el frío y la oscuridad lo invaden todo, el mundo deja de ser hogar.
(Manuel Fraijó)
No hay comentarios:
Publicar un comentario