En Dylan encuentras un poeta para todos los tiempos del alma. Es lo que pasa con los grandes artistas: están siempre ahí para echarte una mano cuando la fortaleza va siendo carcomida por las sombras. Él escribe y canta cosas esenciales. Metaforiza heridas (gracias por estas palabras Umbral) hondas, difíciles de entender en muchas ocasiones; donde el cuerpo es supeditado a los avatares del espíritu.
Aún hoy este viejo trovador, que cumple 73 años este 24 de mayo, si recordamos que nació tal día de 1941 en Duluth (Minnesota), digo, dice Benjamín Prado: [Es] capaz de clavarte una bandera roja en el corazón y dejarte la cabeza en llamas.
No me puedo olvidar de estos versos, que no es más que el eterno retorno de lo fundamental:
An' I'm lookin' for a woman
Whose head's mixed up like mine
Voy en busca de una mujer
Tan liada como yo
- PRADO, Benjamín: "El ruido y la furia. El hombre que no quiso ser Bob Dylan", Esquire, 73 (abril 2014), p.24.
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