PENSANDO EN EL DIVÁN DEL ESCRITOR
De sus palabras, pero no siempre, se deduce que miran, con su sensibilidad artística, al horizonte de las confesiones que nos acompañarán. Hacen reflexionar a otros mortales por su rica y vital andadura, o por ser fieles ejemplos de su propia utopía íntima. Les atacan las depresiones, las ansiedades, las inseguridades; y siempre un vacío, del signo que sea, que les aboca a escribir, aunque se repitan; buscando significados y ritmos como guantes tendidos para no naufragar. Razonan sesudamente para no verse noqueados en los días tontos de las naderías. Son adultos que aprenden palabras como niños solitarios. Abren las puertas y yo solo soy un simple huésped, en silencio, de sus pensamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario