Reivindico la utilidad de la política ejercida por los mejores y los más honrados, y aborrezco de los estúpidos aupados por una masa fanatizada y resentida. Cada sociedad tiene lo que se merece. Y Barcelona, en pleno declive intelectual y político, tiene como alcaldesa a una redentora cutre: en las formas y en el fondo. Pero sus seguidores no dejan de mostrar su hambre por el verbo de su lideresa.
En la foto de Vanity Fair aparece con los brazos abiertos, cual redentora, visión esta que aumenta con la blancura de su vestido y las luces que todo lo iluminan. Su gestualidad es digna, me parece, de la mejor cómica. La ciudad condal ha confiado sus destinos a Colau. Habrá, sin duda, que estar pendiente del futuro. Con su pan se la coman. Solo me duele que parte de mis impuestos vayan a la mensualidad, elevada, de esta activista de bajos vuelos intelectuales. Vientos de independencia corren por Barcelona. Son los vientos que ahora quiere defender esta princesa del pueblo, creando un nuevo partido, ávida de poder toda ella.
Como ha dejado escrito Arturo Pérez-Reverte: "...pues, como dijo no me acuerdo ahora quién, cuando un tonto sigue un camino, se acaba el camino pero sigue el tonto".
Fotografía de Vanity Fair
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