I
Los partidos políticos se han convertido en meras oficinas de colocación en las que buena parte de sus correligionarios se limitan a esperar su oportunidad, en unas ocasiones para adquirir mayor relevancia social, en otras para dejar de ser unos don nadie, las más de las veces para proveerse de un sueldo a fin de mes, propio o para algún familiar [Santiago Díaz Bravo]
II
Los individuos no deberían traficar con su intimidad
III
Algunos no tienen más que una ideología: la suya
IV
El político corrupto traspasa tiempos y fronteras
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