I.
tu nombre
es una
palabra
que no
dejo
de perseguir.
un brillo
que no se
apaga.
¿y el mío?
¿lo pronuncias alguna
vez
sin la prisa
de los días
que están
de
paso?
sustancio
de repente
toda
mi juventud
en aquel hito
que fueron
nuestras
primeras miradas
que tú
propiciaste.
que tú
propiciaste.
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