Josephine and Edward Hopper, Cape Elizabeth, ...
HOPPER I
luces y sombras coronan los cuadros
los ojos de los espectadores sufren latigazos de la derrama de telas hechas de porciones de campos, mares, bosques o ciudades o calles desiertas o teatros medios vacíos y estaciones de gasolina
vías de ferrocarril y hoteles
y el viajero donde la figura humana o bien no existe o es un cuerpo secundario en el relato del lienzo
el mito surge en él de las cosas más sencillas e íntimas de la vida
no se necesita más que el genio de saber interpretar la realidad
de ese modo resuena la luz de los paisajes naturales y urbanos que copia directamente
la luz que capta de los escenarios de Nueva York o de Nueva Inglaterra (por ejemplo de Cape Cod)
resuena como una inspiración de la mirada de otros espejos pictóricos
críticas extrañas que todo pintor original recibe
seguro de haber comprendido ÉL a los impresionistas
MANET como guardián permanente
luces y sombras que ponen en circulación la actualidad cotidiana para recordarnos qué difícil simplicidad es el pintar
soledad y esquematismo sobreviven y dan cuerpo a objetos a personas
la luz refleja líneas y formas donde hay ausencia de elementos agitados por convulsiones
una luz que acompaña o define composiciones donde las estructuras geométricas grandes y sencillas
las áreas de color planas
HOPPER no deja fuera de sus escenas tampoco los trazos verticales, horizontales y diagonales
luces y sombras que además crean un clima de incomunicación total de un pesar y de una melancolía casi escalofriantes
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