Los ingredientes que dan forma a una mentalidad totalitaria son cuidadosamente individualizados en La ola: a) una ideología simple y maniquea que permite la designación del otro como enemigo; b) la formación de un grupo altamente cohesionado, en torno a unos signos identitarios; c) la existencia de un líder carismático, que fija los objetivos de la acción y detenta los mecanismos de control y vigilancia; d) la pretensión de ser reconocidos como únicos representantes legítimos de su colectivo; y e) el recurso a la violencia-física, verbal-para eliminar a opositores y disidentes.
Fuente: ELORZA, Antonio: "La ola", El País (Madrid), 17.6.2014.
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