INDIFERENCIA
Nadie desea cuentos de perdedores.
Las sacudidas del fracaso se enfrentan a las conciencias pasadas por la quema del olvido.
El depósito de vacío solo le pertenece a cada individuo.
Así es la herencia del miedo de los hombres a sucumbir ante el Espejo que les devuelve la imagen de otros cansancios.
Cualquier palabra es un desierto en un espacio.
Cualquier mendigo es solo un objeto en tierra que vemos todos.
Hubo un tiempo de esperanza con el sufrimiento ajeno.
Ahora, alrededor de los que padecen, los demás sacan a relucir sus frías y disciplinadas emociones.
(VMR)
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