Tengo en mis manos un libro de proyección nacional ralizado por un historiador, de fuste, y canario de pura cepa. Me refiero a la obra La II República española y sus primeros representantes [Madrid: Mercurio Editorial, 2013]. Y su autor: Jorge Alberto Liria Rodríguez.
Me alegro, y mucho, que mi amigo haya retomado con esta fuerza su labor de investigador de las Ciencias Sociales. Y esto sin abandonar otras ocupaciones, entre ellas las de editor.
Como periodista y editor ha hecho mucho por la cultura canaria, tanto la realizada dentro como fuera de las Islas. La editorial ANROART EDICIONES ya forma parte de nuestra historia como pueblo. Con un catálogo (misceláneo) de más de cuatrocientos libros, es un símbolo (nacido de un sueño) de lo que el talento y la perseverancia en los hombres puede dar como resultado. Jorge aúna, con creces, las dos cosas. Y yo que he colaborado con él le agradezco su irrupción en el mercado cultural isleño. Por lo que ha hecho por mí y por otros muchos autores que han visto sus producciones intelectuales pasadas a libros, y aportar, así, saberes y sentimientos a un público que siempre espera de la vida finuras alejadas de lo únicamente material. Ha removido muchas aguas pútridas, sin duda. ¡Mala cosa esta en este archipiélago cainita! Pero ahí sigue dando guerra, intelectual, que es al final la que triunfa sobre la mediocridad: más patrimonio de los culturetas de café. La libertad de actuar y la inteligencia de discernir en diversas situaciones, son dos virtudes que le avalan. No creo que cambie. Espero que no cambies.
Hoy ofrezco un pequeño aperitivo de la obra arriba mencionada. He de digerir, en el buen sentido, 454 páginas de lujosa edición; donde nuestro autor analiza los precedentes de la II República, su proclamación y la legitimidad de su irrupción. De entrada me resulta atractivo el listado de los representantes elegidos a Cortes en toda España en las elecciones del 28 de junio de 1931, y que serían los padres de la Constitución, promulgada el 9 de diciembre de ese mismo año (dos días después Niceto Alcalá Zamora fue nombrado Presidente de la República). Y digo lo de padres porque el autor material de la misma fueron las Cortes constituyentes (que tomaron posesión el 14 de julio de 1931). Una Constitución donde la soberanía residía en el pueblo y que tuvo un carácter ideológico progresista. Pero no se queda ahí: no pasa por alto quiénes formaban la mesa, la diputación permanente y las comisiones del Parlamento nacional; presidido por Julián Besteiro.
El texto presenta todo lo que a una obra científica se le debe exigir: la utilización de unas fuentes primarias de primer nivel; una amplísima bibliografía, seleccionada con rigor (en primer lugar la contemporánea a los hechos; otra de los exiliados tras el golpe de Estado de Franco, y también actores directos de los acontecimientos que sincrónicamente analiza el libro; la que se publica durante el franquismo; una de naturaleza general; aquella referente a los diputados republicanos; y, finalmente, la de alcance más regional); más un aparato fotográfico que hace su lectura menos fría, más humana. Lleva además un prólogo de José Joaquín Díaz de Aguilar Cantero, y un índice onomástico de los diputados.
Enhorabuena por tu trabajo, amigo Jorge, y suerte en la andadura de este hijo intelectual nacido del esfuerzo y del buen hacer.
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