...Julien Benda, en La traición de los intelectuales,no condena el compromiso como tal en los intelectuales. Lo que pide es que, ellos sobre todo y ante todo, subordinen el compromiso a la verdad y no la verdad al compromiso... [REVEL, Jean-François, El conocimiento inútil, Barcelona: Editorial Planeta, S.A., 1989, p.284].
Aquello que es evidente, que es veraz, real y nada lo puede contradecir. Frente a la obligación contraída, por interés o no, y sea de la clase que sea; y que a pesar de la evidente mentira, se sigue faltando a lo que no se puede negar racionalmente. Esto último lo hacen, practican, algunos (y no escasos) intelectuales: por estar a la moda del último pensamiento político; o ideología nacida de cualquier doctrina filosófica; por interés crematístico garantizado por los poderes dominantes...
Pero esto que es tan fácil escribirlo, en la realidad cotidiana la verdad se persigue, y a quien la defiende, en un alarde de integridad personal e intelectual, le suelen caer palos de todos los lados. Siempre lo más seguro (y cobarde a la vez) es pertenecer a alguna tribu en boga, que te defienda de las otras, también en litigio de ocupar su espacio social. Verse solo ante el peligro de defender lo cierto te puede ocasionar destrozos innúmeros.
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