El olor a colonia de baño, la limpieza de un rostro franco, la coleta que despejaba al mundo ese cuello suave como una seda, y aquellos diseños a partir de los cuales se fue forjando una personalidad. Y que yo no supe comprender del todo. O nada. ¡No lo sé! Pero está claro que hoy añoro la voz y el cuerpo de todo aquello que fue AUTÉNTICO.
(VMR)
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